LA SEÑAL DE MOSCÚ
El primer ataque conocido con armas de microondas fue el conocido como “La señal de Moscú”. Fragmento de un artículo publicado en www.cienciasinmiedo.es:
La embajada de Estados Unidos en Moscú, un edificio de 10 plantas situado en la capital soviética fue objeto de una irradiación totalmente dirigida por el gobierno de aquel país, y que duró desde 1953 hasta abril de 1979 (NYT, 1979).
Los americanos fueron conscientes de ello desde prácticamente el comienzo, en 1953 (Krishnan, 2017), aunque otras fuentes, como Guthrie (1977) apuntan a que la primera evidencia la obtuvieron en 1959, cuando el vicepresidente Nixon visitó el edificio. Rápidamente bautizaron ese radiación como la “señal de Moscú” (“Moscow signal”).
Sin embargo, el gobierno estadounidense dedició mantener este hecho en secreto. No fue hasta 1972, cuando comenzaron a comunicárselo a algunos trabajadores de la embajada (Association for Diplomatic Studies, 2013), y hasta 1976 cuando todo el personal del edificio conoció los hechos (Love, 1976). Fue precisamente en esos primeros meses de 1976 cuando el suceso saltó a la luz pública, en un reportaje de la revista Time, donde se publicó que muchos miembros del staff de la embajada habían vuelto a Estados Unidos enfermos y que dos embajadores habían muerto de cáncer, y que un tercero, Walter Stoessel, sufría de leucemia (Krishnan, 2017).
Los soviéticos habían negado hasta entonces el uso de microondas; tal y como indica Guthrie (1977), decían que lo que detectaban los americanos en la embajada era la radiación de la ciudad producida por industrias cercanas.
Tras revelarse los hechos, la opinión pública estadounidense, y tambien el Congreso (Congressional Record, 1976), estuvo preguntando al gobierno norteamericano acerca de las consecuencias del incidente, pidiendo asimismo que exigiera a Moscú que parara inmediatamente ese “bombardeo”. No fue, sin embargo, hasta abril de 1979, cuando finalmente remitió. Los hechos, por contra, quedaron bastante lejos de aclararse entonces.
https://www.cienciasinmiedo.es/b323/
La embajada de Estados Unidos en Moscú, un edificio de 10 plantas situado en la capital soviética fue objeto de una irradiación totalmente dirigida por el gobierno de aquel país, y que duró desde 1953 hasta abril de 1979 (NYT, 1979).
Los americanos fueron conscientes de ello desde prácticamente el comienzo, en 1953 (Krishnan, 2017), aunque otras fuentes, como Guthrie (1977) apuntan a que la primera evidencia la obtuvieron en 1959, cuando el vicepresidente Nixon visitó el edificio. Rápidamente bautizaron ese radiación como la “señal de Moscú” (“Moscow signal”).
Sin embargo, el gobierno estadounidense dedició mantener este hecho en secreto. No fue hasta 1972, cuando comenzaron a comunicárselo a algunos trabajadores de la embajada (Association for Diplomatic Studies, 2013), y hasta 1976 cuando todo el personal del edificio conoció los hechos (Love, 1976). Fue precisamente en esos primeros meses de 1976 cuando el suceso saltó a la luz pública, en un reportaje de la revista Time, donde se publicó que muchos miembros del staff de la embajada habían vuelto a Estados Unidos enfermos y que dos embajadores habían muerto de cáncer, y que un tercero, Walter Stoessel, sufría de leucemia (Krishnan, 2017).
Los soviéticos habían negado hasta entonces el uso de microondas; tal y como indica Guthrie (1977), decían que lo que detectaban los americanos en la embajada era la radiación de la ciudad producida por industrias cercanas.
Tras revelarse los hechos, la opinión pública estadounidense, y tambien el Congreso (Congressional Record, 1976), estuvo preguntando al gobierno norteamericano acerca de las consecuencias del incidente, pidiendo asimismo que exigiera a Moscú que parara inmediatamente ese “bombardeo”. No fue, sin embargo, hasta abril de 1979, cuando finalmente remitió. Los hechos, por contra, quedaron bastante lejos de aclararse entonces.
https://www.cienciasinmiedo.es/b323/